¡y la naturaleza humana pide imperiosamente ayuda, ayuda, ayuda para afrontarlo! ¡Ay! ¿Dónde hallará esa ayuda la sedienta y dolida naturaleza humana si abandonamos a Cristo? La pura verdad es que nada sino un todopoderoso Amigo personal podrá satisfacer las necesidades legítimas del alma del hombre. Las ideas metafísicas, las teorías abstractas, las conjeturas vagas acerca de “lo invisible, lo infinito, la luz interior” y demás pueden satisfacer a unos pocos escogidos durante un tiempo. Pero la
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